sábado, 22 de septiembre de 2012

Para dormir cuando no estás

¿Cuántos meses han pasado?¿3, 4?

La inmensidad del tiempo que he dedicado a los recuerdos y tú sigues aquí. En cada uno de los resquicios que me hacen darme cuenta  que no se olvidar sin que me enseñes a hacerlo.

Aún no he comprendido que a la única que miento es a mi misma, y ya me estoy quedando sola por tanto prestarte noches silenciosas.

Los kilómetros se reducirán a cero en dos meses, y entonces es cuando vedaderamente me arrepentiré de no esperar más a cambio de mi tiempo.

Nos creímos tan fuertes, como héroes de guerra.

Me pregunto si sigo conservando el reflejo de sonrojarme cuando tus labios se tuercen en una mueca parecida a una sonrisa. Tú decías que te gustaba ver como mi piel se tornaba rojiza a medida que la recorrías una y otra vez de sin tapujos.

Y piensas en esa desnudez más de un día a la semana. Quizás no más de dos, pero para mi, eso es al fin y al cabo una puerta a la profundidad de los suspiros.

¿Sabes? Nunca he hecho daño a nadie más que a mi misma  cuando se trata de hablar de ti. Pero no puedo avanzar con mi vista puesta en el 16 de noviembre.

Y los satélites que estoy atrayendo a mi alrededor no son mas que plagios sin registrar de tu persona.

Podrían estar bien para calmar la sed de mis labios una noche, pero a la mañana siguiente, echaría de menos el sonido sordo de tu respiración y acabaría por ocultar el cadáver de mi corazón entre restos fríos de un rostro sin sentimientos.

martes, 4 de septiembre de 2012

Violet Hill

No hay manera de decirle a mi mente que el mundo es más amplio más allá e las 4 colinas que lo rodean  escoltándolo.

No hay porque perder la calma y sin embargo llevo sin ella más de una vida, y aún hoy siento que quizás es demasiado pronto para buscarla entre los restos del naufragio y las ruinas de lo que solía ser.

No me duele porque siga dentro de mi mente. Me duele por sentir que a cada paso que doy para alejarlo de donde está, él hace el esfuerzo de quererme un poco menos, sabiendo que eso es lo único que funciona en esta, mi destartalada cabeza. Cómo si por pensar de más iba a echar menos de menos...- Irónico, ¿verdad?

No guardo rencor a los momentos que me hicieron querer como loca. Odio a todos aquellos que me hicieron pensar como idiota y sumergirme en sueños de niñas de 18 años, donde lo peor que puedes hacer es dejar caer tu melena bajo una torre cual Rapunzel.

Porque ya sabes, doña ingenua ( pasaré a llamarme así a partir de ahora) que lejos de existir, los príncipes azules se vuelven maniquís cuando los tocas con la  realidad de una conversación seria.

Y aquí sigo... dónde me dejó hace ya casi 3 meses. Dónde se me ocurrió usar el eufemismo "amistad" para camuflar las palabras " ingenua esperanza", quizás un poco menos yo y algo más temor y desilusión, pero por otro lado, a más pasos de ti, y a menos pasos de lo que el futuro me tenga guardado. Para bien o para mal.

Porque irremediablemente, el mundo es más amplio que estas 4 colinas que dividen lo que veo, y lo que veré a través de mis ojos.