sábado, 17 de diciembre de 2011

S.O.S

Puede que la tormenta amaine, que la luz roce sus gotas formando arcoiris de palabras. Que el silencio no acuda a los labios y que tu mente vague distante por los recovecos de la ingenuidad.
Puede que los días se te vuelvan años y segundos los mañanas, que confundas el amanecer con el caer de las noches y pase tan rápido tu suerte que apenas sepas cuándo fue la última vez que la tuviste cerca.

Pero hoy voy a quemar el suelo con mis pasos. Voy a extinguirme para volver a crearme.Voy a hacer sonoros los pensamientos. A luchar contra mi misma para ganar alguna batalla.

Quizás así me cueste menos serme sincera de una puñetera vez.

Lo cierto es que creo que es el primer día que tengo ganas de conocerme.

Hola. Mi nombre es Gema y sueño con cazar una estrella con las manos y ocultarla durante un tiempo hasta que pierda su brillo.Después la venderé a quién me ofrezca un sueño por ella.
Después de todo... ¿Quién se percatará que el cielo estará menos iluminado?

Hola mi nombre es Gema, y tengo que dejar de creer a todo aquel que me regale la nada disfrazada de luna llena.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Merry Christmas

Hay días que te saben a poco. Que se basan en subir y bajar las suelas de los zapatos. En los que te das cuenta que el tiempo se mide en escalas distintas en función de la persona, el momento y el lugar.

Yo no conozco peor momento que este, y hace años que lo tengo entre las cejas, rondándome por la cabeza en una espiral sin fondo.

Hoy he visto el cansancio en ojos ajenos. El sufrimiento marcado en la piel tersa, arrugada por el ansia de vivir a destiempo y empezar de cero en cada momento que pasa, o que no deja pasar.Mente obligada a despertar día tras días de una pesadilla para ponerse en pie sobre un mundo que no para de girar mientras la inmovilidad se adueña de sus músculos doloridos intentando sanar heridas en alma y piel.

Hoy he visto el temor en los ojos de un padre mientras sostenía lo que quedaba de los pucheros de su hija corriendo tras un autobús hacia quizás, una realidad que se les quedaba pequeña. Imaginé que alcanzaban su destino, y jugué por un momento a inventarlos camino de una casa pequeña y destartalada con un plato de comida caliente sobre la mesa.

Desgraciadamente, el 2 pasó de largo y mientras el padre se agarraba el flato-o eso quería que pensase-la niña se empapaba tanto en sus lágrimas como en la lluvia que había empezado a caer, para darle escenario a la situación.


Veo mucho cada día, aparte de mi sombra delante de mis tobillos, pero lo que más me aterra, lo que desasosiega mi alma y me hace temblar de miedo es la indiferencia con la que puedo llegar a mirar.

La indiferencia con la que miramos todos, mientras una mujer se vuelve niña entre golpes y gritos y una niña se hace grande al ver el llanto en el rostro de su padre.

Lo rápido que volvemos la cara hacia los escaparates y carteles de Neón para dedicarles un lugar pequeño y apartado en nuestra mente ( o ninguno) a esas imágenes que día a día vemos a nuestro alrededor.

Nos queda casi un mes y medio para llenar nuestra casa de consumismo y sacar nuestra mayor hipocresía a pasear.

¡Felices fiestas!