sábado, 30 de noviembre de 2013

Every end has an end.

Ni un adiós.

Fue silencioso. Como la gota de agua que acaba por derramar levemente el vaso. Como el desaparecer de una estrella o el leve chispazo al consumirse una cerilla. Así. Sin vuelta de página.

No sé si me gusta esta sensación. No sé si me gusta este hecho de pasar página. Y al contrario de lo que pueda pensar, no duele.Simplemente está ahí. Es un hecho. Era irremediable. Era. Simplemente.

Como si pudiese pasar mi mano por antiguas cicatrices. Siguen ahí, sí. Pero... tan sólo para recordarme que no hay nada más en común con ese tiempo en el que nos regalábamos los minutos. Y ya ni siquiera me acuerdo de su voz. Ni de su olor... y casi he olvidado el tono exacto del azul de sus ojos.

Hoy es el primer día del resto de nuestras vidas como extraños.

Que curioso.

Quién nos iba a decir hace un año que pasaríamos de rompernos los labios a mordiscos a mordernos los labios en silencio.


See you later alligator.




1 comentario:

  1. Los besos que más duelen no son aquellos que no podamos recibir, sino aquellos que recibimos, que nos gustaban y que terminamos perdiendo.

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