domingo, 22 de noviembre de 2009

Preludio de un beso.


Las sombras de la ciudad insomne me sirven tan solo para hacerme sentir más en un sueño. Los borrones de las farolas que pasan a mi lado no son más que luces que iluminan una realidad que no es mi realidad; No ya, no ahora, no nunca más.

Te siento cerca, no a más de 50 centímetros, estas tan concentrado que pienso que te distraería un leve suspiro que saliese de entre mis labios, y por eso, lo guardo en mi cajón de "Sentimientos para regalar", para dartelo cuando la soledad de la noche no sea más que nuestra compañera, porque créeme, lo será.

Y sin embargo bromeas, sin apartar tu mirada de nuestro camino. Hoy no avanzas como un rayo, quizás porque no tienes prisa, porque vas cauteloso con tu nuevo juguete, o quizás porque no te has fijado que alargando el tiempo me haces la persona más feliz del universo.

Levantas la mirada en ocasiones, buscandome quizás entre los reflejos del cristal, y regalandome alguna media sonrisa... Una de esas que guardo en la caja de "momentos regalados", para contemplarla más tarde, cuando haya vuelto a mi realidad.

En el tiempo que tardo en despertar, voy soñando pertenecer a tu sueño, ser tu dulce pesadilla, y me sorprendo pensando que quizás no encajasemos tan mal,quizás todo se base en dejarse llevar.

Tan sólo la musicalidad de tus palabras me hacen salir de mi ensimismamiento en tí, y me sorprendo contestando con el mismo tono vacío, infantil y a la vez tan lleno de significado mientras gesticulo con mis manos intentando alargar cada roce, aparentemente azaroso, de estas con tu piel. Porque se sienten extrañas sin tu tacto en ellas.

Y el mundo para. Nuestro pequeño mundo se detiene, y sé que tengo que alejarme de él, al menos hasta que nuestras órbitas vuelvan a alinearse en la enésima casa solar.

Y nuestra distancia se acorta, pasa de 50 a 10, hasta quedarse en un cero.

Oigo tu respiración cerca, siento tu piel suave y creo cerrar los ojos antes de volver a mi mundo, mientras, me llevo en mi pelo tu inconfundible aroma, y el cosquilleo sobre buena parte de mis labios, y mi mejilla.

No quiero abandonar tu universo aún, y no parece que tu quieras que lo abandone. Pero el sonido fuerte del minutero nos devuelve a la cruel realidad.

Fuera hace frío y las mariposas de mi estómago no me dejaran dormir esta noche.


***********

¿Por un beso...?

Yo no sé lo que te diera por un beso.

2 comentarios: