jueves, 25 de agosto de 2011

Let's waste time chasing cars.

Hate.Hate.Hate.Hate.Hate.Hate.Hate.Hate.Hate.

Me encanta.

Dos teclas de piano acompasadas, jamás llegaré a saber qué notas son. Imagenes que no quiero recordar y que vienen a mi mente sin remedio, aunque a decir verdad, tampoco le pongo muchos impedimentos.

Esta canción nunca me perteneció. De hecho, yo ya sabia que sólo la tomé prestada hasta que consiga sacar el ritmillo de mi cabeza. Una vez más.

Los silencios entre las notas. Sólo yo sé cuántas palabras he guardado entre esas pausas, acumulandolas para soltarlas algún día de golpe. O no. Eso ahora mismo me da igual.

Hay quien dice que todos tenemos una canción que nos identifica. Yo sé que esta no es la mia, pero me gustaría que fuese.

Ayer me percaté que hace mucho que no sueño a color. Mis sueños se han tintado de negro y blanco. No sé si para dar tristeza o antigüedad a lo que sueño, pero no termina de gustarme demasiado.

Antes podía distinguir entre cientos de azules en el cielo, y ahora sólo es negro si llueve y grisáceo si está despejado.

Tampoco me gusta eso de fingir que miro a los ojos cuando hablo con alguien. Un amigo me dijo una vez que mis ojos dejaban ver más de lo que a mi me hubiese gustado que dijesen. Será por eso que desde hace unos días prefiero hacer como que miro antes que mirar directamente.

Creo que he perdido algo y no sé donde lo he dejado. Por el momento quiero pensar que es la inspiración. No me gustaría que fuese la inocencia, aunque bien se que me hace falta, sobre todo en aquellos momentos que no puedo dejar de reir aunque mi mente quiera echar a llorar.

How to say How I feel.


Jodida Gema... me estoy cansando de escribir siempre en azul.




domingo, 21 de agosto de 2011

Un día en tu mundo.

Ya había olvidado el sabor de la musa. Su sutileza. El dolor que causa al venir y el alivio pasajero al irse.

Las ganas de cerrar los ojos e irme a un sitio lejano, donde el idioma lo invente yo a través de pensamientos y donde la nostalgia sea el sol que ilumine las calles de la perdición en las que pasear.

Ya había olvidado como era el extinguirse una ilusión pasajera pero nítida. El dejar volar los sentimientos para que no te cojan por sorpresa más adelante.Y cómo se sentía el vacío que deja, la añoranza de los granos de arena que escapan de tus manos al tú abrirlas.Y aprender a llorar hacia el cerebro y a pensar más que nada con los ojos para evitar que se noten las lágrimas.

Llevo todo el día con el sabor a adiós que dejan las batallas ganadas.Tiemblo ante la idea de verme perder la guerra.Y para colmo,desde ayer no hace más que llover a ratos, como si el cielo quisiera augurarme aquello que ya sé.

El licor amargo que endulzó mis labios. El calor de tus besos. Mis besos, al menos por ese día que me dejaste entrar en tu vida. En tu mente. En algunas de tus respiraciones y allí donde no alcanzaba atisbar mi imaginación.

Supongo que finales más felices no ha habido.Sonreiré a desgana tan sólo para que el público termine por olvidar la tragicomedia en la que se ha convertido mi vida.

Touché.

jueves, 11 de agosto de 2011

Bad dream

No escribo. No escribo desde hace mucho. Desde hace días, semanas, meses e inlcuso años.Y desde entonces la seguridad viene y va a la vez que lo hace la inspiración.Un momento quiero comerme el mundo a mordiscos y al otro lo quiero plasmar en palabras que parece salir de mis yemas como acordes de la guitarra de Santana.

No pienso. No pienso desde hace poco, y eso no ha hecho más que traerme problemas días tras día, hora tras hora, segundo tras segundo.

A veces me gustaría abrir la mente de los que me rodean para ver si esta tan desordenada como la mía. Para responderme preguntas sin necesidad de pronunciarlas. Para entender mejor y saber que hacer para que me entiendan.

A mi alrededor, el mundo se divide en dos clases bien definidas. Las personas que conozco y las que no. No son grupos inamovibles, por supuesto;de hecho, la mayoría de las veces cambian según el momento del día. Por las mañanas todas las caras me son conocidas y en el caer la noche, yo misma me convierto en vagabunda y cualquier titiritero me parece más conocido que yo.

No quiero ser valiente para lanzarme a la nada,ya sé que no se volar desde hace mucho. Me gustaría por una vez en mi vida sentir que tengo alas para surcar el mundo si me apetece y ser, simplemente, una cobarde a la que las plumas la han hecho planear sobre el océano, rozando con los dedos el agua sin llegar a sumergirse en ella y después alzar levemente el vuelo para alcanzar la estabilidad.

No te tengo. Ni ahora, ni ayer, y dudo que haya siquiera un mañana en el que tenerte. Y eso es principalmente lo que hace que no escriba pero sobre todo el que no piense. O lo intente.