lunes, 28 de mayo de 2012

sober.

Te quiero- dijo, y no le faltaba razón.

Pero carecía de sentido a medida que él se alejaba de aquella ínfima luz que había hecho de sol tantas veces.

Lo cierto es, que no lo dijo, pero de sus labios sólo  salió un " No me dejes" que él se preocupó de camuflar con el sonido de la puerta al cerrarse.

No hubo intentos de vuelta, y ella se sintió vacía de alma mientras se arrullaba en lo que le quedaba de corazón entre el lío de lágrimas que parecían no querer salir de sus ojos.

Entonces fue cuando se dio cuenta del daño que se habían hecho. De las sonrisa que ufana al fin le había regalado y los besos que ambos se habían robado a regañadientes, como si por robarlos pudiesen sentirse menos culpables.

Buscó algún signo de él en su habitación a escondidas, pero dificilmente había dejado ya algo. La pasión se acabó  hacía dos noches, y el respeto, la calidez y la dulzura, ambos se los dejaron olvidados en el mismo cajón donde quizás debieron guardar el: No lo intentes.


Su pecho se elevaba y tardó en darse cuenta que aún tenía desnudez en él. Pensó que iba a estar desnudo durante mucho tiempo, y se puso parte de su ropa, que encontró expandida entre el meollo de asuntos sin resolver que era el suelo.

Nada.

Era lo que habían tenido siempre. Lo que ella había soñado más de 150 noches y lo que al fin y al cabo, le había dejado él de nuevo.


Pero nunca imaginó que la nada supiese tan amarga después de probar el dulce sabor de sus labios.

Ps: I like your eyes.


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