Esta sensación perenne de incertidumbre.
Esto es lo que me está matando.Tan real o más como para casi rozarlo con la punta de los dedos, y posiblemente tan efímero como para que se distorsione con tan sólo un cambio de actitud. Una palabra.Una dudosa decisión o simplemente... el destino.
O algo parecido.
Me mata esta espera sigilosa. Este sueño a medias y todo lo que ello conlleva... no veo la hora de dejar ir a mis demonios y ellos tienden a aferrarse en cualquier pensamiento que se salga un poco de lo predeterminado. Todo aquello en lo que siempre he estado estancada.
¿Será que me debo una enésima oportunidad?
Podría llegar a volar tan alto que el mundo pareciese una peonza bajo mis pies. Y el continuo rodar de su eje se hicese tan sólo una circunstancia mas. Y quedarme allí, estancada en mi sueño, viviendolo o simplemente pasando por él en sombras, eso ya se verá a medida que bata mis alas.
Pero también puedo llegar a caer. Y hoy por hoy es a lo que más miedo tengo.
Porque veo tan frágil el aire que me rodea. Tan efímera la sensación de seguridad en general, que me da miedo que cambien las corrientes, y lejos de permitirme ascender, me hagan llegar al fondo de mi mente de nuevo.
En fin.
La vida al fin y al cabo es eso... una serie de corazonadas que hacen que el ascenso o descenso sea cuanto menos inciertamente real, posiblemente imposible y sobretodo, realmente ficticio.
Y bien sabe esta deidad que me guía que prefiero estancarme en lo irracional de las serendipias.
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