El adiós se redujo a fonemas. Como tantas otras cosas que nos quedaban por decir.
Porque sé que nos perdimos en algún punto entre el quiero y puedo y ahora no encuentro el camino exacto para llegar hasta ti.
Mañana me sobrarán las excusas casi tanto o igual que hoy. Pero seré cuidadosa de no dejarte ver mis pensamientos, tranquilo, aunque a duras penas pueda ya ocultarlos.
Mientras, y lo sé, tu te haces el loco aunque leas en mis palabras lo que no digo y pienso, tan sólo por borrar las huellas que ambos estuvimos a punto de trazar por momentos sin importarnos las bifurcaciones del camino y los obstáculos que pudiesemos encontrar en él.
Ahora simplemente tu miras de reojo cuando antes me mirabas de frente e intentas ocultar levemente parte de ese pequeño universo que habíamos intentado costruir sobre las nubes. Juntos.
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