lunes, 21 de febrero de 2011

Prokofiev.

5,6,7,8,9...

Horas frente a una pantalla.

Horas vacias. Horas que estan llenas de silencio fuera de tu mente. Horas en las que puedes reir por nada e incluso llegar a llorar por todo.

¿Dónde va el tiempo?

Se escapa. Es tan pasajero.

Y lo más curioso es que nos sentimos felices si sabemos con quién y cómo perderlo.

Hoy, nadie en mi ventana de msn. Tuenti vacío de personas no grata. Facebook olvidado entre las sombras, y frente a mi, sin embargo, la misma soledad que si estuviesen llenos.

Pero menos disimulada.


Así que cierro los ojos y dejo que la música se apodere de mi.

Adagio.Andante.Allegretto. Vivace. Presto y luego, ritardando hasta finalmente, llegar a tempo primo.

Y vuelta a empezar.

Al fondo, si cierro los ojos, posiblemente encuentre un contrabajo acompasado, un arpa demasiado lenta y que posiblemente corra el riesgo de acabar contagiandolo a los demás. Pero lo importante ahora mismo es el piano.

Su melodía me aísla de cualquier otro sonido. Sus notas certeras marcan el camino que deben seguir mis oídos para escucharlo con claridad, y a duras penas intento imitar el sonido de sus teclas con mi voz, dando bien algunos tonos, intentando no quedarme atrás.


Dos solos más y casi habrémos acabado.

Un violín aislado acude a unirse al piano. La música de ambos se funde. Se une. Se hace casi imposible distinguirlos y se mete en mi cabeza, aumentando el ritmo de nuevo, para acabar acunandome en un ir y venir del arco.Un arco que sigue el camino que le guían el continuo vibrar de las cuerdas.

Prestissimo


Justo en el climax. El ansiado despertar de la orquesta al completo hace parecer que se enmudecen el piano y el violín y ambos pasan a formar parte del sonido.

Morendo

Como casi siempre que termina la obra, se me confunden los sentidos al abrir los ojos, y veo el tacto rasposo de las manos del pianísta. Huelo a azahar, a vainilla y a canela.


Y siento la música por cada poro que no ha quedado enervado de mi piel.

Casi olvido cuánto me gusta.

1 comentario:

  1. Simplemente increible.

    No creo que hayan sido horas tan perdidas el fundirse con una orquesta. En ese momento, eres lo más importante del mundo. Que espere el tiempo!

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