miércoles, 27 de junio de 2012

cliché

Agitado el sueño. No mira más allá de donde le marcan la punta de sus pies. Tantas noches viviendo en colores y de pronto el blanco y el negro.


Olvidó que, de repente, el mundo puede ser un lugar más en la lista de sitios pendientes de visitar.

¿Cuándo acaba  la realidad?

Lo cierto es que la utopía de vivir en desengaños no era buena consejera para aquel que miraba la vida sin saber cuándo y dónde pasa el próximo tren. Y aún así, me esforzaba por hacerle el bien más que el propio mal que me hacía a mi misma intentándolo.

Porque la cosa era intentar.

Por cualquier excusa o motivo que nos llevase de nuevo a los valles perdidos de nuestra inconsciencia.

Y él se fue lejos, para quizás olvidar la herida que ya había abierto, y curar con sal otras heridas en cuerpos bronceados al sol en el otro lado del charco.

Y ella quedó abrazada a un mundo que jamás había conocido sin él en los bolsillos, caminando entre espinos rotos y ya trotados anteriormente y con la sensación de que cualquier otro sueño hubiese valido más la pena que pelear sin sentido en una guerra perdida.


1 comentario:

  1. "Lo cierto es que la utopía de vivir en desengaños no era buena consejera"

    buena frase

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