viernes, 7 de junio de 2013

Preludio de un olvido.

Me faltas.

Una y mil veces al día.

Y tu última conexión de hace ya casi una semana no me demuestra que hagas esfuerzo alguno por saber de mi.

Me faltas.

Una y mil veces al día.

Y muero por comentarte cada gilipollez que se me pasa por la mente, tan sólo para seguir sintiendo que aún las necesitas en tu vida.

Me faltas.

Una y mil veces.

Pero sorprendentemente, ahora sé que en algún momento de mi vida, voy a poder mirar hacia atrás y decir:  Me sobran los momentos que te eché de menos, porque no sienta ya tu falta dentro de mi pecho, y sobre todo, de mi cabeza.

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