martes, 26 de octubre de 2010

Don't you cry, tonight.

Duele. Duele tenerlo todo. Me desgarra el que se quede nada.

Duele poder querer y no querer poder. Porque duele la manera en que me miras. La manera en la que me haces suspirar. Como me muerdo el labio con tan sólo verte decir: Me gustas, nena.

La manera en que te adentras en mis sábanas cada noche, revolviendolas, haciendolas pequeñas y conmigo dentro sin nada más que un cuerpo cálido- o frío por la distancia -que ofrecerte. Todo y nada, eso es lo que siempre quisimos ser ¿No? Pues aquí estamos.

Me pides que abra los ojos. ¿Los ojos o las piernas?

Tus eufemismos suelen alterar mis estados de animo, y ya sabemos como suele acabar eso.Hablas, pero no dices nada si no me apetece que lo hagas, porque ambos sabemos como solemos acabar si te da por hablar demasiado, nene.


Tus caricias, por ahora, no son más que arañazos en este solitario corazón y tu besos intentos de cura.Luego se convertiran en tentación, mientras tanto dejan la marca de tus dedos en mi estómago, disfrazandose de mariposas. Pero no me importa que me arañes con esa fiereza mientras te enredas en mi, con ese desdén que hace que me vuelva loca. Una y otra vez, hasta que acabo por desquiciarme.

No me importa pasar más de una madrugada despierta si eso implica tener tus jadeos en mis oidos. Sentir mis uñas clavadas en tu espalda, llorar de felicidad, dejar que gruñan mis sentidos y acabar alabando a Dios sin estar estrictamente rezando.

Porque me haces volar con cada uno de tus impulsos que cada vez se introducen más en mi. Siento que me penetran tus ojos y que eyacula tu mirada, al menos por un momento. Para después dejarme vacia y sin nada.


Me pides que cierre las piernas. ¿Las piernas, o los ojos?


1 comentario:

  1. A veces es bueno abrir ambas cosas, y cerrarlas también.

    LoveU.

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