viernes, 22 de abril de 2011

Buda.

Se oye el crujir de la madera a medidia que avanzas por el escenario.

Tras de ti, el telón negro que denota que la función aún no ha comenzado.

Aplausos ensoredecidos en tu imaginación. Sonido de asientos que se llenan poco a poco mientras cierras los ojos al mundo.

Y te concentras en oírte a tí.

Aclaras tu garganta como si fueses a hablar para alguien más que no te está escuchando. Y das por comenzado el acto.

Ls sombras se adivinan a través de las cortinas- El maquillaje se corre alrededor de tus labios. Buscas con las manos la pared que te separa de la realidad.

Y te topas con sus ojos.

No hay noche más oscura que la infinidad de su mirada, ni planeta más desconocido para ti, que su sonrisa.

Y aún así, vas a intentar alunizar entre sus manos.

Porque te han dicho, que el cielo será más claro si consigues que lo comparta contigo.


¿Será?

Esta sensación extrañamente olvidada.

No quiero amanecer antes de que lo haga en tu mirada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario