sábado, 11 de junio de 2011

Miss you Part I

Lejos de aquí, a casi dos mil pensamientos de mi mente. Tan lejos pero más cerca. Tan cerca que aún no puedo verte.

Ahora ya nos prestamos momentos de cuando en cuando. Fingimos olvidarnos para no caer en la rutina de recordarnos cada día un poco más.

A mi se me duerme el alma si no estás tú para despertarla y a ti, adivino, se te vuela la mente hasta aquí cuando te da por pensar todo lo que ha cambiado.

Ya no duermo sin protección como solía hacerlo cuando rondabas por mi ventana. Me sentía segura pensandote bajo mis sábanas. Ahora me aferro al colchón, o a cualquier otra palabra que pueda adivinar de las que ya has dicho que me haga vestir de verde para sentirme algo más como tú. Y un poco menos como yo misma.


Me paso la vida pensando que decirte y justo cuando te tengo no me salen las palabras.

Me quedo en silencio. ¡Yo, que hubiese podido escribir cien libros en verso y prosa cada vez que me preguntabas ¿Qué tal estás?!


Se me acumula en la mente lo que querría que supieses y se me hace un nudo atado con vergüenza, soledad,cariño, añoranza y amor a partes iguales y se me queda estancado en el pecho. Esa presión suele durar más de tres mil años, el tiempo suficiente para que tu digas me tengo que ir, y que yo me de cuenta de que apenas han pasado 10 minutos. Y entonces, se expande en forma de suspiro.


En fin.

Me gustaría que te llegasen por miradas mis pensamientos. Que cada cara nueva te recordase a mis ojos. Que cada vez que mirases tus ojos recordases que me debes uno de ellos. Y que antes de dormir, tan sólo cinco minutos antes, me dedicases una sonrisa, como si yo pudiese verte.

Y ambos nos durmiesemos con un beso de buenas noches.

No hay comentarios:

Publicar un comentario