jueves, 21 de julio de 2011

Día después del dia D.


Los cambios, aunque pequeños, suponen para mi hoy por hoy el mayor obstáculo con el que puedo tropezarme.Aceptar que un año más es tan sólo una cuestión de días me resulta casi tan difícil como mezclar el aceite y el agua de mis pensamientos.

Alguien me dijo una vez, que el tiempo se mide por momentos que se quedan en la memoria. No sé si es cierto o no. Sólo sé que si miro al año que dejo atrás quizás no sea uno de los que volvería a repetir con los ojos cerrados. Y mira que soy de las que prefieren malo conocido que bueno por conocer.

Me siento vieja por momentos y busco cada vez que paso por algún espejo una arruga que me devuelva la cordura de sentir anciano el corazón para casi todo. Pero no veo más que unos ojos cansados de pestañear una y otra vez, como si no tuviese bastante con ignorar que es realidad y que es ficción en mi cabeza.


Y en fin... la vida.

Veinte primaveras sobre los hombros y apenas conozco esta parte de mi que me obliga a caminar a oscuras fingiendo que he aceptado que lo demás no es más que una circunstancia, mientras en mi mente sigo buscando un interruptor que me devuelva cualquier astro con capacidad para iluminar mi camino.


Después de todo, no he cambiado mucho desde hace un año.

No hay comentarios:

Publicar un comentario