jueves, 27 de octubre de 2011

Lie.


A veces, cuando se desgarra un espejo, una parte de ti mismo que no conoces, sientes como el cristal se quiebra para dar paso a la sensación de derrumbe dentro de tu pecho.

Lo curioso de esa ruptura esque no deja marcas externas. No se aprecia a simple vista. Tan sólo se ve cuando miras en el fondo de la mirada y te quedas sumida en la nada de las cosas que fueron a regañadientes y entre espejismos que al fin y al cabo se quedaron en palabras.

Realmente nadie te prometió el cielo. Ni tocar las nubes con las manos. Fuíste tú la que te sumergiste en espejismos de humos casi tan densos como los del tabaco- o no tabaco- que suele fumar.

Dejaste de ser un poco tú para convertirte en alguien que en realidad siempre has sabido que no eras. Cerráste los ojos a tu mundo y caminaste a tientas hacia lo desconocido. Hacia lo salvaje.

Ya sabías que tenías mucho que perder, pero te empeñabas en hacer de aquello que tenías que ganar tu todo, a pesar de que tan sólo era una minúscula parte del vacío que ahora tienes entre ceja y ceja.

Y en fin... todos cometemos locuras a veces.

Yo sólo espero ser lo suficientemente inteligente para recular con paso seguro y poner un cristal, una linea divisoria entre la oscuridad, lo prohibido y la seguridad de mantenerme con los pies sobre líneas de papel y tinta.

lunes, 17 de octubre de 2011

Es curioso.

Se acumulan mis apuntes de salud mental en mi carpeta, y parece que me llaman entre los folios. Lo mejor esque estoy empezando a ignorarlos, y lo peor esque cada día encuentro una excusa mejor para dejarlos un rato más ahí dentro.

La de hoy se llama "Dulce María Loynaz". La encontré como los buenos tesoros, de manera casualmente premeditada, y me está envolviendo entre sílabas e imagenes mentales.
Creía que andaba perdida entre textos enfermeros/medicos, y llega este rayo de luz y me recuerda que aún sigo soñando con encontrar el poema que me haga decir: No tengo que seguir buscando.

El caso es que este se acerca mucho al ideal, como suele pasar en mi, sin rozarlo.

Lo dejo por aquí, para esos que me leen a escondidas o de frente, total, en cuestión de leerme, me basta con que me dediquéis cinco minutos.

Con eso me doy por satisfecha.


LA MUJER DE HUMO

Hombre que me besas,
hay humo en tus labios.
Hombre que me ciñes,
viento hay en tus brazos.

Cerraste el camino,
yo seguí de largo;
alzaste una torre,
yo seguí cantando...

Cavaste la tierra,
yo pasé despacio...
Levantaste un muro
¡Yo me fui volando!...

Tu tienes la flecha:
yo tengo el espacio;
tu mano es de acero
y mi pie es de raso...

Mano que sujeta,
pie que escapa blando...
¡Flecha que se tira!...
(El espacio es ancho...)

Soy lo que no queda
ni vuelve. Soy algo
que disuelto en todo
no está en ningún lado...

Me pierdo en lo oscuro,
me pierdo en lo claro,
en cada minuto
que pasa... En tus manos.

Humo que se crece,
humo fino y largo,
crecido y ya roto
sobre un cielo pálido...

Hombre que me besas,
tu beso es en vano...
Hombre que me cines:
¡Nada hay en tus brazos!


Dulce María Loynaz

jueves, 13 de octubre de 2011

ssssssssssssssssssssss

Hace que mi cabeza se desordene y ordene por segundos. Me hace creer ser torpe. Me da miedo no dirigir mis palabras a él casi tanto como atosigarlo a comentarios.

Odio su-mala- educación. No soporto que no me mire cuándo me habla.

Me saca de quicio que quiera saber todo de mi, y no preste atención a nada.

martes, 11 de octubre de 2011

F4EVER

El tiempo pasa demasiado lento mientras camino a trompicones. Al principio jamás pensé perderme entre mis propias pisadas, pero ahora veo que la verdad es demasiado relativa, y que nadie esta contigo sin pedir nada a cambio, y los que no lo hacen, simplemente están contra ti. Es eso o que me he perdido entre las huellas de zapatos ajenos.

Se me acaban los adioses. Una y otra vez en la misma mañana cuando me decido entre lo que esta bien o mal. O eso es lo que solía hacer.Ahora en realidad me da un poco igual hacer o no lo correcto.

Lo cierto es que el camino a casa puede ser más largo y lento de lo que me esperaba, y justo cuando decido que eso no me importa empieza a llover a mares.Y lo más frustrante es que parece que no puedes refugiarte de las gotas si no tienes a nadie con el que meterte bajo el paragüas. Todos pintan soportes de metal con lápices de colores falsos, poniendo luces de neón llamativas para hacerte sentir esa falsa seguridad que da el pensar que vas a permanecer seco, y lo peor es que no te das cuenta de que estás calado hasta que sientes el frío en cada poro de tu piel.

No merece la pena caminar mucho rato si la senda que sigues es demasiado tortuosa. El problema es, que cuando te das cuenta, miles de manos te empujan a seguir una y otra vez por mucho que insistas en que quieres regresar al punto de partida y en que no quieres caminar evitando más charcos.

Yo no creo en el destino, y mucho menos en el Karma, pero últimamente estoy empezando a pensar que he debido de ser muy mala en mi otra vida.


domingo, 9 de octubre de 2011

Mueres a cada rato, a cada instante, en cada momento en el que te empeñas en ser la persona que refleja el espejo y no tú.

Tu voz tiene un sonido especial a través del teléfono. Se entrecruza la rapidez del sonido con las ansias que ambos tenemos por hablar. Por contarnos todas esas cosas que no nos hemos dicho, pero sobre todo, por callar. Y al final, cuelgo con la sensación de no haberte contado nada, o peor, con la sensación de que no he dejado que tú me cuentes nada.

No sé que nos hubiese deparado la vida de haber nacido en otro siglo, o en otro año, yo me conformo con poco. Es rocambolesco el tenerte en el oído, y tus palabras nunca me habían parecido tan reales hasta ahora, cuando de pronto, sin venir a cuento, me hablas del Líbano y Afganistán, aderezándolo con piropos que ambos sabemos que tan sólo son para suavizar todo lo demás.

En días como hoy, donde las batallas perdidas suenan más a saber como ganar, que al hecho de salir victorioso me pregunto en qué punto se encuentra nuestra raya.

Ya sé que es nuestro tabú, y que siempre las pintamos cuando la zona se hace farragosa, no sin ser sutiles- por supuesto- pero me rondan ideas de líneas dibujadas por todas partes, apartando aquello que pienso de lo que tu puedas pensar y alejándolo de aquello que hacemos.

Yo no aspiro a nada más, de hecho, ya casi lo había asumido y trazaba un muro donde antes había rayas, pero me he dado cuenta de que me gusta sentir tu voz en mi oído. De que no se olvida si no se quiere y menos aún si no te dejan olvidar. Y al parecer tú no quieres que me olvide de ti.


No voy a pensar en los huracanes tan sólo por ver el batir de alas de una mariposa... por ahora, me conformo con saber que has soñado más de una vez conmigo.


Dar alas a la imaginación siempre ha sido bastante fácil. Basta y sobra con cerrar los ojos. Lo difícil es saber como cortárselas.