jueves, 30 de diciembre de 2010

borrador I

Tan lejos y tan cerca. En todos los rincones, y esquinas, y recovecos por los que suelo esconderme y entretenerme.

A mi se me escapa el tiempo entre bambolinas, sin ver venir el sin sentido que me estoy perdiendo.

Yo acabo antes para no tener que preocuparme del después, porque si me espero sentada, seguramente eche raíces sobre la tierra a la que apenas alcanzo con los pies. Y vea crecer a mi alrededor matojos que oculten el paisaje que se me ha asiganado.

Hace tiempo que dejé de creer en mariposas y globos de colores. En besos en salas de estudio ocultos tras el panel que te aisla de los demás. En caricias sin queres y con querer. En todo aquello que no fuese premeditado y programado. Hace tiempo que deje de creer en aquello que da más quebraderos de cabeza que ilusiones.

Y aún así el mundo se esfuerza en demostrarme que sigue presente en cada una de las cosas que hago y que veo


Siempre he sabido que el destino es caprichoso, en casi mis 20 primaveras no creo que vaya a sorprenderme ya. Al fin y al cabo, hay pocas cosas que hacen que abra los ojos de par en par sin querer apartar la vista.

Hablando en plata, yo no espero conocer más que lo conocido y se me han escapado los años de creer en islas piratas por descubrir. De ser la princesa en torres recónditas guardada por dragones que valerosos caballeros matan.

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