viernes, 30 de julio de 2010

Time for yourself

No hay voz más exacta que la tuya. Por mucho que los demás te digan.Por mucho que lo que te digan sea por tu bien. Tu siempre creerás la voz de tu cabeza por encima de las de tus oídos, y eso es razonable hasta un cierto punto.

Los apoyos al fin y al cabo son sólo lo que quieres oir, nada más, porque nunca tomamos como apoyos los que nos dicen las cosas que no nos gustan.

Yo no te prometo palmaditas en la espalda, ni "ui que bien todo" yo te prometo peleas, risas infundadas, verdades a la cara y algún que otro malentendido. Porque al fin y al cabo, eso es lo que te hará forjarte como persona. Y no tres sonrisas a destiempo cuando necesitas que te confirmen una verdad que ya sabes mala para tí. Ni una noche de desfases hasta que amanezca el sol y si te he visto no me acuerdo.


De todas formas, tu misma. Eres mayorcita para decidir que quieres y que no.


Al fin y al cabo todos elegimos nuestro camino. Yo creía que tu estabas en el mismo que yo desde hace bastante tiempo, pero veo que has decidido coger un atajo más fácil. Sólo espero que no sea tu camino a la perdición.


Para que veas. Todos creemos conocer a alguien y de repente... ZAS....


Desaparece de tu lado.



No eres tú, pero eso ya lo sabía desde hace tiempo

martes, 27 de julio de 2010

Cosas que no pueden ser.


Momentos que cambian el Sur con sólo cerrar los ojos y darse cuenta de la oscuridad que albergan. Otros que te devuelven el Norte que creías perdido cuando te iluminan con charlas improvisadas.

Hoy ha sido uno de los últimos.

Está claro que él tiene todo lo que yo pediría para ser feliz. La labia, el atractivo, el morbo, la sensatez, la cultura,incluso los sueños. Sin embargo, hay trenes que tan sólo pasan una vez en tu vida, y otros que ni siquiera llegan a tu estación, sino a la de enfrente, y tu los ves pasar con ojos serenos, como quien espera un milagro pero tiene aceptado que no va a suceder.

Me basta mirarlo para saber que es una gran persona. Me trasmite la tranquilidad que sólo tengo con algunos, y eso es algo que pocas veces llego a rozar con los dedos.

Hay veces que lo olvidado no está muerto, sino dormido esperando el amanecer de un nuevo día. Como las ramas que aún arden bajo la sequedad de una hoguera recien apagada. Las brasas que quedan tras un tiempo, y la ceniza incandescente que alberga la esperanza de resugir.


Sólo es necesario saber hacer salir el sol. Levantar las ramas que quedaron tras el fuego y abrir los ojos para descubrir la claridad de lo que se creía apagado.


Aún así. Nunca es tarde para comenzar de nuevo, partiendo desde cero, obviamente.



Esque tengo la sensación de que siempre ha habido un punto cero en este caso. Siempre ha habido unos cimientos en este edificio, y que sin embargo, el tiempo ha hecho que la arena se acumule sobre ellos tapandolos una y otra vez una y otra vez hasta finalmente hacer como si no hubiese nada.


Me basta un terremoto para mover toda la tierra de encima y que salga de dentro. Eso lo tengo claro.

Y por otra parte...



Creo que a él le pasa lo mismo.

lunes, 26 de julio de 2010

Morriña veraniega.

Acaricio el verso de un poeta mudo. Suelo hacerlo constantemente, porque no me canso de vivir en el silencio de las palabras sin sentido. De las risas infundadas. De las miradas que se pierden y los momentos que se guardan en los cajones, para poder recuperarlos más tarde.

A menudo me pregunto donde van los sueños cuando abro los ojos. Sé que algunos se esconden en lo más recóndito de mi mente para que de cuando en cuando, y si ellos me lo permiten, pueda acceder a ellos. Rememorarlos y dejar que mis labios se giren en un gesto afable.

Otros muchos, prefiero olvidarlos y así evitar que me desvelen de la vida mientras no estoy durmiendo, o montarlos en un navío en el limbo de las aguas inexploradas de la irrealidad donde me sumergo en ocasiones.

Suerte que soy de sonrisa fácil y labia distendida, o eso dicen algunos. Si no, a duras penas sobreviviría en la monotonía de este verano interminable, acariciando momentos que me gustaría repetir y otros que mejor, envio junto a los horribles sueños dirección la nada.

Me gusta jugar a que pasa el tiempo rápido, aunque sepa que es mentira. La mayoría de las veces me dejo ganar-sólo por compromiso, claro está- y entonces intento jugar a ocupar ese tiempo que dejo pasar como un reloj de arena atascado.Lo cierto es que me ha estado funcionando hasta ahora, pero creo que últiamente me estoy quedando sin ideas brillantes con las que ocupar el tiempo que pierdo, y que a la vez gano.

Por eso me encierro en el mundo de los libros, que son, como siempre, mi segunda opción al tiempo muerto en el que esta mi vida. Y entonces, hago hablar a los poetas mudos, doy sentido a las palabras carentes de él, encuentro las miradas perdidas, y saco del cajón de mi memoria los momentos que ya he vivido, para rememorarlos y, como siempre, dejar escapar una de mis sonrisas involuntarias.




{Blah, Blah, Blah y otras historias sin sentido.}

viernes, 16 de julio de 2010

Just because I'm losing doesn't mean I'm lost

Inventarme, renombrarme, seguirme, descrubrirme, soñarme, ilusionarme de nuevo.



Muchas veces las cosas más simples son las que cuesta más dejar atrás. Porque se agarran al alma e impiden que avances de una manera u otra. Cuesta decir adiós a la felicidad pasada o a la ilusión que te hacía sentir viva en algunos momentos.

Desafortunadamente, a veces, esas despedidas son amargas empañadas por momentos inesperados. Te das cuenta cuando tus pestañeos se hacen abundantes y tus ojos buscan girar a otro lugar donde no duela la visión. O al menos donde no puedas ver.

Pero como se suele decir el fin no justifica los medios. Y aunque mis medios no son claros del todo mi fin si lo es. Espero poder empezar cuanto antes. Porque me he cansado de vivir por y para acatar. De soñar con albergar en mi mano el universo y olvidarme que quizás yo era la agarrada de la mano de manera perenne.


Me gustaría saber por un momento como es reir sin pensar las consecuencias. Mirar sin explicar el por qué de la mirada. Sentir sabiendo que también sienten y lanzarme a la piscina sin miedo a salpicar a nadie, o como mucho a la persona que salte a mi lado.



Si tuviese que elegir entre las cosas simples que me gustaría dejar de lado creo que a duras penas me desharía de alguna. Porque son éstas las que hacen que mi vida no sea monótona, predecible y aburrida. Y aunque parezca mentira, me ha costado descubrirlo.

Sin embargo, e inexplicablemente son las que más extraño cuando las noto lejos. Las que menos agradezco cuando las tengo. Las que más feliz me hacen cuando las siento.


Porque son precisamente esos pequeños detalles los que me hacen ser lo que soy.

miércoles, 14 de julio de 2010

"Bum"



Tengo el dedo indice en el gatillo- sobre mi sien- a escasos centímetros de la muerte. El pulso se acelera con cada respiración y me acostumbro de pasada al dulce sabor amargo del saber que es lo que va a suceder a continuación.




Me pierde la incertidumbre, como siempre suele pasar y cuando el sudor frío empieza a recorrerme las primeras vértebras mi cabeza ya no me pertence. Al menos no del todo.




Cuando el silencio se hace dueño de tus acciones no puedes más que seguir susurrando aunque a duras penas te oigan. Puedes tratar de alzar la voz inútilmente, claro está, y dejarte ilusionar por un resquicio de atención que no es más que la sombra de aquello que deseamos. Muchos parecen mirarte entre el gentío, todos te rodean con sus prejuicios infundados, pero son pocos los que te ven de verdad, plantada en el centro de la nada, con el revolver del calibre 45 sobre la sien y pidiendo a gritos ahogados un impulso nervioso o un fallo muscular.




Sinceramente, ya no me interesa mucho el pactar con la muerte, pues le he concedido algún que otro tango en más de una ocasión y en casi todas ellas me ha pisado los zapatos. Más bien me llama la adrenalina del saber que va a pasar a medias. La sensación de poder salvarte o morir del vacio de los que no te miran y las miradas de los pocos que te entienden, temerosas, asustadizas, recelosas, ajenas, sencillas, complejas, divertidas y por qué no, alguna que otra enfadada.




Lo importante aquí no es que me atreva a pulsar el gatillo o no.Eso, al fin y al cabo es secundario. Lo verdaderamente importante en este preciso instante no depende precisamente de mí, si no de todos los que están ahí. De todos los que no lo están. De aquellos que vendrán y de algunos pocos que serán los que se quedarán.




Porque son ellos los que deciden si está o no cargada la pistola.






jueves, 1 de julio de 2010

Veroño.


Hoy he soñado con unos ojos. Unos ojos verdes como el musgo. Unos ojos que miraban sin querer mirar, para dejarme verlos entre las sombras.

Hoy he soñado con unos ojos que ya me son familiares a pesar de ser practicamente desconocidos.

Me transportaron a un otoño en un parque solitario de Londres. Al caer de las hojas secas, a la calidez del aire frío despeinandome. A las nubes antes de una tormenta. A las primeras gotas sobre los charcos. A la paz silenciosa del caer de la lluvia. Al olor del finalizar la tormenta y el vacio que deja cuando se va.

Es curioso lo que pueden hacer unos ojos.

El verano quizás hará que se vuelvan distantes, que justo cuando los he descubierto se me alejen y me dejen en el calor de las tardes veraniegas. En la bohemia de una soledad anticipada. En el anonimato de aquellos que no se dejan ver más que de lejos, más que entre las sombras de tu memoria.





Quizás me esté obsesionando demasiado, y esos ojos no sean más que el preludio de una mirada que busqué de lejos. El preludio de un amor que espero y no llega. El preludio de una yo que añoro ahora y que antes echába de más.



Dejaré que el sabio verano juegue sus cartas antes de desvelar mi jugada. Porque por mucho que divague entre hojas secas y remansos de paz tranquilos no alejaré de mi este tiempo de diversión generalizada.



Y no voy a luchar contra esa diversión.