jueves, 1 de julio de 2010

Veroño.


Hoy he soñado con unos ojos. Unos ojos verdes como el musgo. Unos ojos que miraban sin querer mirar, para dejarme verlos entre las sombras.

Hoy he soñado con unos ojos que ya me son familiares a pesar de ser practicamente desconocidos.

Me transportaron a un otoño en un parque solitario de Londres. Al caer de las hojas secas, a la calidez del aire frío despeinandome. A las nubes antes de una tormenta. A las primeras gotas sobre los charcos. A la paz silenciosa del caer de la lluvia. Al olor del finalizar la tormenta y el vacio que deja cuando se va.

Es curioso lo que pueden hacer unos ojos.

El verano quizás hará que se vuelvan distantes, que justo cuando los he descubierto se me alejen y me dejen en el calor de las tardes veraniegas. En la bohemia de una soledad anticipada. En el anonimato de aquellos que no se dejan ver más que de lejos, más que entre las sombras de tu memoria.





Quizás me esté obsesionando demasiado, y esos ojos no sean más que el preludio de una mirada que busqué de lejos. El preludio de un amor que espero y no llega. El preludio de una yo que añoro ahora y que antes echába de más.



Dejaré que el sabio verano juegue sus cartas antes de desvelar mi jugada. Porque por mucho que divague entre hojas secas y remansos de paz tranquilos no alejaré de mi este tiempo de diversión generalizada.



Y no voy a luchar contra esa diversión.

2 comentarios:

  1. :P Aprovecha el momento antes de que pase. TEMPOS FUGIT NENA

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  2. Cuidado con los ojos verdes. A veces son tan preciosos que te lanzas a la fuente de cabeza con desastroso final :S

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