viernes, 27 de agosto de 2010

Mucha mierda.



Siento como cae el telón poco a poco. Como el peso de la gran cortina me deja la espalda al descubierto. Como los que aplauden- satisfechos o no con la función- se regodean ante el final del espectáculo.

Son sólo rostros, que sin estar mal iluminados parecen ensombrecidos por el propio caer de sus pestañas. O al menos, eso es lo que me parece a mi.


Me regalan sonrisas cínicas de cuando en cuando, sin hacer mucho ahínco en fingirlas demasiado.Tanto que alguna que otra vez han dejado escapar leves gestos toscos de autosuficiencia y superioridad. De desdén y seguridad plena en si mismos. Enorgullecidos del final de tu momento. Contrariados con la idea de que seas tu quién se haya subido al escenario, y a la vez, satisfechos de que no todo haya salido bien en la representación.


Por otro lado estan los gestos serios, como los suelo llamar. Los que siempre apostaron por ti. Los que se sintieron decepcionados por ver tus gorgoritos sobre un teatro de ciudad y no sobre Brodway. Los que, sin embargo, jamás creyeron suficiente el talento que ibas adquieriendo poco a poco. Los que decían saber que es lo mejor para ti. Para tu vida. Tu futuro.


Tiendes a rodearte de abanicos que esconden sonrisas maquiavélicas, en champán barato servido en copas caras. En carcajadas al unísono que se descordinan con las tuyas...

Porque sabes que tu también querías volar lejos como los pájaros algun día. Sabes que tu querrías ser tan insulsa como tus acompañantes para poder reirte de la vida de los demás y así olvidar la tuya propia.

Porque sabes que tu verdadera función, comienza, una vez caído el telón.

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