martes, 3 de agosto de 2010

Serendipity

Llamalo casualidad. Llamalo destino. Llamalo como quieras.

Yo imagino que me quedé en esa playa hace unos seis años e imagino que tu te quedaste en aquel ascensor, donde el tiempo pasaba como pasaban los pisos, sin apenas darnos cuenta de que avanzabamos.

Es curioso esto de las serendipias. Cuando menos te lo esperas vuelves a mi como quien no quiere la cosa. Con esa sonrisa misteriosa tuya y esas ganas de contarlo todo sin decirme apenas nada. O a escondidas, como yo lo suelo llamar.

Yo sé que tu esperas de mi que sea tus palabras, como suele ocurrir aunque no quieras, y yo simplemente no sé que espero de mi misma. No sé porque me embriaga el mañana si sigues tú presente en él.


Me resulta extraño sentir que no ha pasado el tiempo para nosotros y me regodéo en el futuro, pues es el único enemigo que puedo buscar hoy por hoy, ya sabes... me gusta buscar la dificultad a mis objetivos.


No me intriga el hecho de que estemos tan conectados -y nunca mejor dicho- sino el hecho de que retomemos nuestra vida como si nunca la hubiesemos dejado marchar. Como si ninguna de nuestras mitades juntas se hubiesen separado, como si simplemente supiesemos que teníamos que reencontrarnos de nuevo, como si nadie nunca hubiese hecho pedazos nuestros corazones. Con la misma naturalidad que quien sonríe por que sí. Seguros y a la vez con la incertidumbre de quien espera un imposible.

Quizás esté ya divagando, como suelo hacer a veces, pero el caso esque esta vez no me importa. Yo no voy a dejar pasar el momento porque me parezca demasiado arriesgado.

Las casualidades no existen tres veces en la vida, y desafortunadamente, ésta ya es nuestra segunda.

1 comentario:

  1. Me encanta. Es una sensación que me ronda muchas veces... Pero es dificil de explicar. Más que mágico.

    ¿Escribimos alguna frase mortalmente impactante en un papel, y lo lanzamos al viento?

    Quien sabe lo que puede ocurrir...

    ResponderEliminar