A veces me ilusiono con palabras vacias. Otras, me quedo absorta en la simplicidad de tener que reconocer la verdad delante de mis narices.
Y luego, te da por decir una de tus frases a medias tintas. Y me dejas así, como si nada. Obnuvilada en la curiosidad de saber si lo que dices es verdad o simplemente te haces el duro.
Y lo peor es que la mayor parte de las veces es verdad. Porque cuando salgo de ese ensimismamiento que dura ya más de 9 meses, no hay mejor nombre para explicar lo que pasa por mi cabeza que ese que me resuena una y otra vez cada vez que me dices "Adiós" Y vuelves a tu mundo.
Ese en el que poco a poco, apenas hay ya sitio para mi.
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